Um texto de Arturo Perez Reverte
Enviado por Henrique Salles da Fonseca. Todos sentimos isso, a “guerra santa” ditada por fanatismos sintomáticos de atraso, estupidez, maldade, num mundo que a ganância, por seu turno, comanda, tornando-o cobardemente indiferente – se não regaladamente e intimamente cúmplice - a tais espectáculos de horror praticados por feras em forma de gente. Sim, fazemos parte da idiotia geral, quando pareceria simples liquidar isso. Mas há quem assim se reveja, como muitos informam.
A BEM DA NAÇÃO, 30.08.21
Um texto magistral do que para mim é o
maior escritor espanhol vivo: Arturo Perez
Reverte.
Não há comentários a fazer. Está lá
tudo. É a voz da razão, da clarividência, do bom senso e da coragem. Pena que
não existam muitos outros como ele.
Por C
Es la guerra santa, idiotas
Pinchos
morunos y cerveza. A la sombra de la antigua muralla de Melilla, mi
interlocutor -treinta años de cómplice amistad- se recuesta en la silla y
sonríe, amargo. «No se dan cuenta, esos idiotas -dice-. Es una guerra, y
estamos metidos en ella. Es la tercera guerra mundial, y no se dan cuenta».
Mi amigo sabe de qué habla, pues desde hace mucho es soldado en esa guerra.
Soldado anónimo, sin uniforme. De los que a menudo tuvieron que dormir con una
pistola debajo de la almohada. «Es una guerra -insiste metiendo el bigote en
la espuma de la cerveza-. Y la estamos perdiendo por nuestra estupidez.
Sonriendo al enemigo».
Mientras
escucho, pienso en el enemigo. Y no necesito forzar la imaginación, pues
durante parte de mi vida habité ese territorio. Costumbres,
métodos, manera de ejercer la violencia. Todo me es familiar. Todo se repite,
como se repite la Historia desde los tiempos de los turcos, Constantinopla y
las Cruzadas. Incluso desde las Termópilas. Como se repitió en aquel Irán,
donde los incautos de allí y los imbéciles de aquí aplaudían la caída del Sha y
la llegada del libertador Jomeini y sus ayatollás. Como se repitió en el babeo indiscriminado ante las
diversas primaveras árabes, que al final -sorpresa para los idiotas
profesionales- resultaron ser preludios de muy negros inviernos. Inviernos que son de esperar, por otra parte, cuando
las palabras libertad y democracia, conceptos occidentales que nuestra
ignorancia nos hace creer exportables en frío, por las buenas, fiadas a la
bondad del corazón humano, acaban siendo administradas por curas, imanes,
sacerdotes o como queramos llamarlos, fanáticos con turbante o sin él, que
tarde o temprano hacen verdad de nuevo, entre sus también fanáticos feligreses,
lo que escribió el barón Holbach en el siglo XVIII: «Cuando los hombres creen no temer más que a su dios, no se detienen en
general ante nada».
Porque es la Yihad, idiotas. Es la guerra santa. Lo sabe mi amigo en Melilla, lo sé yo en mi
pequeña parcela de experiencia personal, lo sabe el que haya estado allí. Lo sabe
quien haya leído Historia, o sea capaz de encarar los periódicos y la tele con
lucidez. Lo sabe quien busque en Internet los miles de vídeos y fotografías de
ejecuciones, de cabezas cortadas, de críos mostrando sonrientes a los
degollados por sus padres, de mujeres y niños violados por infieles al Islam,
de adúlteras lapidadas -cómo callan en eso las ultrafeministas, tan sensibles
para otras chorradas-, de criminales cortando cuellos en vivo mientras gritan
«Alá Ajbar» y docenas de espectadores lo graban con sus putos teléfonos
móviles. Lo sabe quien lea las pancartas que un niño musulmán -no en Iraq, sino
en Australia- exhibe con el texto: «Degollad a quien insulte al Profeta». Lo
sabe quien vea la pancarta exhibida por un joven estudiante musulmán -no en
Damasco, sino en Londres- donde advierte: «Usaremos
vuestra democracia para destruir vuestra democracia».
A
Occidente, a Europa, le costó siglos de sufrimiento alcanzar la libertad de la
que hoy goza. Poder ser adúltera sin que te lapiden, o blasfemar sin que te
quemen o que te cuelguen de una grúa. Ponerte falda corta sin que te llamen
puta. Gozamos las ventajas de esa lucha, ganada tras muchos combates contra
nuestros propios fanatismos, en la que demasiada gente buena perdió la vida:
combates que Occidente libró cuando era joven y aún tenía fe. Pero ahora los jóvenes son otros: el niño de la
pancarta, el cortador de cabezas, el fanático dispuesto a llevarse por delante
a treinta infieles e ir al Paraíso. En
términos históricos, ellos son los nuevos bárbaros. Europa, donde nació la
libertad, es vieja, demagoga y cobarde; mientras que el Islam radical es joven,
valiente, y tiene hambre, desesperación, y los cojones, ellos y ellas, muy
puestos en su sitio. Dar mala
imagen en Youtube les importa un rábano: al contrario, es otra arma en su
guerra. Trabajan
con su dios en una mano y el terror en la otra, para su propia clientela. Para un Islam que podría ser pacífico y liberal,
que a menudo lo desea, pero que nunca puede lograrlo del todo, atrapado en sus
propias contradicciones socioteológicas. Creer que eso se soluciona negociando
o mirando a otra parte, es mucho más que una inmensa gilipollez. Es un
suicidio. Vean Internet, insisto, y díganme qué diablos vamos a negociar. Y con
quién. Es una guerra, y no hay otra que afrontarla. Asumirla sin complejos.
Porque el frente de combate no está sólo allí, al otro lado del televisor, sino
también aquí. En el corazón mismo de Roma. Porque -creo que lo escribí hace
tiempo, aunque igual no fui yo- es contradictorio, peligroso, y hasta
imposible, disfrutar de las ventajas de ser romano y al mismo tiempo aplaudir a
los bárbaros.
NOTAS DA INTERNET:
Arturo
Pérez-Reverte
Escritor
e jornalista espanhol, Arturo Pérez-Reverte
nasceu a 24 de novembro de 1951 na
cidade portuária de Cartagena. Filho de um oficial da marinha mercante, teve
acesso desde muito cedo à biblioteca do avô, composta por cerca de cinco mil volumes.
Assim sendo, passou o período da sua vida compreendido entre os nove e os
quinze anos de idade completamente absorto na leitura dos grandes clássicos da
literatura de viagem. Não obstante a sua crescente erudição, a sua escolaridade
ficou marcada por uma expulsão, em consequência de ter agredido um padre. A
partir da década de 70 trabalhou durante algum tempo a bordo de
petroleiros, passando
depois ao jornalismo,
enviado pelo diário El Pueblo como repórter de guerra a diversos países
africanos. A sua
destemida prestação garantiu-lhe o mesmo cargo, ao serviço da TVE, a emissora
de televisão estatal espanhola, para a qual descreveu os acontecimentos de
muitas zonas de conflito, sobretudo na Bósnia.
Arturo Pérez-Reverte estreou-se como romancista em 1986 com a publicação
de El Hussar, obra que passou despercebida aos olhos da crítica
e do público em geral, e que foi seguida por El Maestro de
Esgrima (1988, O mestre de esgrima). Conseguiu, no entanto,
consagrar-se como escritor em 1990, ao dar ao prelo La Tabla de Flandres (A
Tábua de Flandres), romance que constituiu um sucesso de vendas absoluto e que
mereceu o Grande Prémio francês para a categoria de Romance Policial. No
ano de 1993 publicou El
Club Dumas (O Clube
Dumas ou a sombra de
Richelieu), que se veio
a tornar no seu trabalho mais célebre, e no qual o realizador
norte-americano Roman Polanski se inspirou para a feitura
do filme The Ninth
Gate, estreado
em 1999, e que
contava com a presença de Johnny Depp
no papel principal. Depois de La
Sombra del Aguila (1993), Pérez-Reverte
publicou, entre alguns volumes protagonizados pelo Capitão Alatriste, e que
foram considerados pela crítica como exemplos
de literatura ligeira, o romance La
Piel del Tambor 1995, A Pele do Tambor), trabalho galardoado com o Prémio Jean Monnet
para a Literatura Europeia. Após o aparecimento de narrativas como Limpieza de
Sangre (1997) e Patente de Corso (1998), Arturo Pérez-Reverte tornou a despertar a atenção dos meios literários,
ao publicar La Carta Esferica (2000). Escrito em apenas uma semana, o
romance reflecte a grande sedução que o mar e a vela sempre despertaram no
autor. Conta a história de um marinheiro que é interdito de trabalhar a bordo
durante dois anos, e que resolve embarcar numa aventura em busca dos mistérios
de um naufrágio ocorrido no século XVIII. Considerado por muitos como o seu
trabalho mais importante, foi vencedor do Prémio
Mediterranée para a
Literatura Estrangeira. Arturo Pérez-Reverte
foi eleito membro da Real Academia Espanhola no ano de 2003.
COMENTÁRIO:
Anónimo,
31.08.2021: Muito lúcido este Artigo. Deveria ser
publicado em jornal de grande tiragem. Parabéns pelo conteúdo e pela
oportunidade.
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